Un paso, el crepitar del tambaleo
Continuo
Otro paso, la mueca infecta de risa
De llanto
Veo los techos
Las juntas
Entre el goteo permanente
En mi ventana de pared.
Donde se aloja (entre otras cosas)
El ojo etéreo
Que me observa desde la puerta
Y que deviene en llanto
(Me besa en la boca
).
Somos la suma
De las partes del reloj
De arena
Que dejamos taladrar en la panza
Y que ya no son mariposas.
Son como estacas.
Después
Solo después el estertor
Para finalmente
Llegar al primer aullido
Del lobo descamisado
Que ruge desde la cornisa.
Fue así
Mi primer y ultima noche
Antes de partir
Crepita
Siempre crepita.

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